De viaje al supermercado
Nuestro hijo ha decidido dejar de echar la siesta. Hasta ahora, durante los fines de semana, teníamos un momento de tregua de 3 a 5 aproximadamente que era cuando el niño dormía. Pero se hace mayor y ya no tiene necesidad de siesta, al menos en casa, porque en la guardería al parecer sí duerme. El problema de no echar siesta, pero estar cansado, es que se vuelve un ser aún más impredecible y que sobrevalora sus propias habilidades motoras: cree que vuela, que puede ir de la mesa al sofá de un salto o que tiene capacidad para ponerse de pie en una silla sin caerse. Para evitar que se rompa la crisma lo sacamos de casa. Fuera, parece que se controla más y no hace tantas locuras, así que nosotros estamos más tranquilos, pero más cansados. No hay mal que por bien … Continued